Cuando el dueño de un perro decidió que ya no quería a su perra mientras daba a luz a cachorros, le puso una jarra de agua en la cabeza y la arrojó con sus cachorros recién nacidos.
La pobre perrita mamá, que apenas podía respirar, caminaba por las calles con sus cachorros con la esperanza de que encontraran a alguien que los ayudara. Muchas personas trataron de ayudarla a quitar la jarra, pero cada vez que alguien lo intentaba, ella salía corriendo.
Entonces, alguien llamó al Equipo de Rescate de WH para pedir ayuda. Cuando llegaron a la escena, sabían que no tenían tiempo que perder para salvar a la perra antes de que muriera porque no podía respirar adecuadamente, pero la perra incluso siguió huyendo ya que ya no confiaba en las personas.
Afortunadamente, con la ayuda de algunas buenas personas, pudieron acorralar al perro y quitar la jarra en un proceso que tomó muchas horas. Luego llevaron a la perra y a sus cachorros a la clínica veterinaria para examinarlos.
Al examinarlos, encontraron que la perra madre tenía muchas heridas en todo el cuerpo, por lo que trataron de saber el motivo de estas heridas y una mujer que vive cerca del antiguo dueño del perro les dijo que el hombre golpeó al perro con un pico. Los rescatistas sabían que tenían que hacer todo lo posible para mantener vivo al perro con antibióticos y medicamentos.
Felizmente, la mamá y sus cachorros se curaron por completo y se irán a un hogar para siempre.
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