– ¿Has visto a Tisha? – Antonina Stepanovna le preguntó preocupada a su esposo.
Tisha vivió con la familia durante 15 años. De joven, el gato se quedó afuera todo el día, buscando pareja. Cuando creció, Tisha continuó caminando al aire libre, pero regresó a casa para dormir. Las ausencias nocturnas han sido cada vez menos frecuentes.
– Esta mañana lo vi pedirme una salchicha y en cuanto se la comió salió corriendo a la calle-respondió el hombre -.
– Hace mucho que no lo veo por ningún lado-continuó la mujer con preocupación -.
– Saldrá a caminar y volverá-dijo el abuelo con autoridad.
Era octubre y el anochecer caía rápidamente. Antonina Stepanovna miró por la puerta llamando a Tishka, pero el gato no llegó. Una vecina dijo que vio al gato cerca del bosque.
– Durante un par de días estuvo aletargado y comió muy poco. Tal vez salió de la casa para morir-dijo Antonina Stepánovna en voz baja, mientras escurría valeriana en su vaso -.
– No lo pienses, volverá, ya verás – respondió el marido. El hombre también estaba molesto, pero no estaba claro para el gato al que se había encariñado todos estos años ni para la anciana esposa, que no necesitaba más preocupaciones.
Por la mañana, Tishka no se presentó en casa. El hombre no le dijo nada a la mujer, que antes estaba molesta, pero ella notó que también se dirigía al mismo rellano donde se había visto al gato.
Poco a poco, los dos jubilados comenzaron a darse cuenta de que Tishka podría no regresar, aunque dudaron en admitirlo, incluso para sí mismos.
En la mañana del tercer día, Antonina Stepanovna se despertó al amanecer. Fue al baño y a la cocina a preparar el desayuno. Tan pronto como abrió el refrigerador, se escuchó un sonido familiar fuera de la puerta, como si alguien estuviera rascando.
Tan pronto como abrió la puerta, Tisha entró silenciosamente en la habitación. El gato había perdido peso, estaba cubierto de barro y enredos de lana, pero miraba a su amante con dignidad y orgullo.
El motivo del orgullo fue inmediatamente obvio: el gatito, muy similar a Tishka, se arrugó en el umbral, dudando en entrar a la casa.
El gatito no sabía si huir o seguir a su guía, pero el gato ya no le prestaba atención, exigiendo la comida que le asignaba el amo.
Carrot-top se quedó con una familia jubilada. Tisha vivió con ellos durante unos años más y luego dejó a las personas que lo amaban…