La hija le dijo que dejara de jugar y se quitara el vestido de novia.
Evelyn, quien había llevado una vida solitaria, encuentra alegría en Peter, un profesor de historia retirado. Su amor florece en el hogar de ancianos, lo que lleva a una pequeña ceremonia de boda.
El personal los apoya, pero Sarah, la hija de Evelyn, desaprueba la relación. Después de la boda, Sarah ve fotos en línea y queda impactada por la felicidad de su madre. Ella admite:
«Me equivoqué. Al observar esas fotografías y ver tu alegría, he comprendido la magnitud de mi insensatez».
La desaprobación de Sarah se convierte en aceptación a medida que se reconecta con su madre.
La historia de amor de Evelyn no solo reaviva su propia felicidad, sino que también inspira a su hija a buscar la suya,
demostrando que el amor puede sanar incluso las relaciones más tensas.