EN MI DESESPERACIÓN UN ÁNGEL LLEGÓ PARA AYUDARME
Pachulyrelat💀s:
Sin lugar a dudas que las cosas paranormales si existen, apariciones de almas que no se han ido del todo de nuestro plano, entidades demoníacas que son las que más causan terror y daño con enfermedades y desgracias, pero así como existe el mal también impera lo celestial por medio de ángeles buenos quienes andan en nuestro alrededor luchando contra lo oscuro, ¡la fe hace que estos seres de luz acudan a nuestro llamado! Se han sabido muchos casos sobre ángeles que ayudan a personas de alguna manera en situaciones desesperantes, algunos podrán dudar y buscarle cualquier explicación lógica para no creer en estas cosas mientras que para otros lo sucedido será real debido a que las pruebas son irrefutables conforme se va desarrollándo la historia.
Yo viví algo maravilloso, ¡algo que jamás imaginé pudiese suceder! Pero ahora se y estoy segura que nuestra fe es capaz de atraer a nosotros seres divinos para hacernos creer que los milagros existen, aunque en un principio fue desesperante estoy segura que un ser venido de otro plano acudió a mi en el momento cuando más lo necesitaba y me pasó hace quince años, mi hijo mayor que en la actualidad tiene dieciocho años en ese entonces tenía tres y a cada rato se me enfermaba, lo llevé con pediatras y no le hallaban el mal que tenía, así anduve batallando durante un año de pediatra en pediatra hasta que llegó un día que estaba muy desesperada y con poco dinero, entonces decidí llevarlo al hospital de gobierno y fue ahí donde tuve que internarlo.
Cuando ingresé al hospital me atendió un doctor ya grande de edad muy amable y después de valorar clínicamente a mi hijo tampoco supo que tenía, no está demás decir que el doctor llevaba libros en su turno y se dedicaba a estudiar y estudiar toda la santa noche tratando de encontrar por ese medio el mal que tenía mi hijo, hasta que después de tres días de haberle hecho unos estudios confirmó su enfermedad y me dijo que ya sabía lo que tenía mi bebé, el diagnóstico era Bronconeumonía y la verdad para mi fue un alivio porque al menos ya sabían que era lo que tenía y podían contrarrestar su mal, desde ese día pensé en estar más al pendiente de mi hijo.
En ese momento tenía yo seis meses de embarazo y obviamente no podía ingresar en ese estado a los rayos equis por eso Jamás le dije a nadie que estaba embarazada porque no deseaba separarme de mi hijo y de haberlo dicho no me hubiesen dejado estar con el. En esos quince días que estuvo internado todos los días le pedía con todo mi corazón a Dios que me mandara alguna esperanza de que todo iba a salir bien y fuerzas para poder seguir aguantando todo esto ya que era yo una madre muy joven e inexperta. Sin embargo por nada me rendía, al contrario, ¡le ponía más ganas porque sentía que algo iba a cambiar mi vida!
A los cinco días de estar ahí con mi niño hospitalizado fue cuando pasó algo fuera de lo normal, ¡algo maravilloso! Obviamente que para ese tiempo ya conocía a algunas enfermeras y el doctor mencionado era al único que se le debía reportar su estado de salud ya que el desde un principio se quiso hacer cargo de mi hijo para llevar paso a paso los resultados y en ese quinto día fue cuando empezó a ir una enfermera joven ¡muy bella! Tenía su cabello rubio, ojos claros y una piel blanca como de porcelana, su complexión muy delgada y era una persona demasiado amable, ¡yo la veía normal! Se limitaba a hacer su trabajo, revisaba que clase de medicamentos tomaba mi hijo, lo que comía, ¡revisaba también el suero y hasta llegó a bañarlo! Lo extraño era que solo cuidaba a mi hijo.
Yo siempre le agradecía, no obstante ella solo me sonreía y asentaba con la cabeza sin decirme una sola palabra, ¡en esos días no conocí su tono de voz ni su nombre! Pero una noche antes que me dieran de alta ella se me acercó y puso su mano sobre mi hombro y me dijo, a partir de este momento todo va a estar bien madre, ¡todo estará perfecto y el bebé que llevas en tu vientre nacerá sano y este pequeño enfermito que está contigo será feliz porque tú haz luchado por el. Al decirme eso sentí mucha paz en mi interior, ¡tanta que hasta lloré de felicidad emocionada! Ella dio la vuelta y salió de pediatría yo llena de dicha le di un beso a mi hijo y acaricié mi vientre, después decidí dormir un rato y desperté porque la enfermera que siempre checaba a mi hijo me despertó diciéndome qué ya mañana iban a dar de alta a mi niño, eso confirmaba lo que la otra enfermera me había dicho antes.
Le di las gracias y después llegó el doctor diciéndome algo que me sorprendió un poco, ¡me han dicho las enfermeras que usted a bañado estos últimos días a su hijo! Aunque eso es obligación de ellas le agradezco la intención, le respondí, no doctor, ¡yo no e bañado a mi hijo! Desde que llegamos aquí a sido una enfermera del turno nocturno quien lo a echo, ¡incluso revisa todos los medicamentos que se le administran a mi niño! A lo que el respondió ¡la única enfermera que lo cuida en este turno es ella! Señalando a la enfermera que estaba a un lado de mi, ella con un dejo de extrañeza me preguntó que cuál otra enfermera era la que yo decía si no había otra mas que ella, le di su descripción y dijo que no había en ningún turno una enfermera con esas características, aunque fue muy extraño lo que me dijeron no hice caso ¡estaba tan feliz que en ese momento todo era normal para mi!
Al amanecer recuerdo que el doctor fue a verme para firmar la alta y me mandó a la farmacia a pedir el medicamento que me iban a dar para mi hijo, fui y de regreso me encontré en el pasillo a esa espléndida enfermera que había echo tanto por mi y me dijo, ya madre, ya vámonos ¡aquí ya no tiene usted nada que hacer! Le di las gracias y seguí caminando pero de inmediato voltee hacia dónde ella estaba parada y ya no la vi, ¡había desaparecido! Me sorprendió su desaparición tan rápida puesto que no podría haberse ido tan de repente en segundos, ¡solo era posible desapareciendo como lo hizo! Pero no sentí miedo al contrario me dio tranquilidad. Y efectivamente ese fue el último día que puse un pie en un hospital para internar a mi hijo porque nunca más se volvió a enfermar de gravedad y el que llevaba en mi vientre nació bien de salud como me lo pronosticó ese Ángel bello. Aún me acuerdo claramente de todo eso a pesar de los quince años que ya han pasado.
Son sucesos que marcan tu vida y esto pasa cuando menos lo esperas, algunos para mal y otros para bien como fue este mi caso que una energía de luz estuvo conmigo casi todo el tiempo que mi niño estuvo enfermo, sin embargo nadie la veía solo yo, incluso aún no se como supo que estaba embarazada si a nadie se lo dije porque de haberlo hecho no me habrían dejado estar con mi hijo, ¡todo fue muy extraño! También su desaparición cuando dieron de alta a mi bebé ya que lo hizo en el mismo momento que me fui yo.