— Sabes, siempre soñé con tener una vivienda propia —dije con una leve sonrisa, mirando las llaves que él sostenía en la mano. — Y yo siempre he tenido
—¡Sveta, te ves preciosa con ese vestido! —exclamó su amiga mientras admiraba a la novia—. ¡Si además te peinamos, parecerás una princesa de verdad!
La suegra se burló de la novia, y ella huyó de la boda y conoció a una anciana extraña en el parque.
— ¡Dios mío, yo quería ayudarte a elegir el vestido! —se indignó la suegra—. ¿En qué te has convertido ahora? ¡Esto es un disparate, no un atuendo de novia!
— Mira, otra vez ese perro dando vueltas. Ya lleva más de dos semanas aquí. — Sí, se comporta de forma extraña. Dicen que está vigilando algo. — ¿Qué tonterías?
Klavdia estaba junto a la tumba fresca y no podía creer que todo eso fuera real: – Lesjatsja, ¿por qué sucedió esto? Dijiste que siempre estaríamos juntos.
«¡Y mi monita está ahora limpiando en casa de su madre!» — proclamó en voz alta durante la fiesta. Pero en casa el ambiente era muy distinto… La velada
Lena iba en la furgoneta, sosteniendo con cuidado la caja envuelta con esmero. Dentro había dos pasteles caseros: una charlota de cerezas y un bizcocho suave de miel.
—Señora, ¿se encuentra bien? —la voz preocupada de un hombre la sacó de su aturdimiento. Lena alzó los ojos, llenos de lágrimas, hacia el desconocido
— ¡Hola, querida! ¡Tengo una gran sorpresa para ti! ¡Haz tu especialidad para la cena esta noche! — ¿Qué ha pasado? — preguntó Svetlana preocupada. — ¡Todo está bien!
Jamás pensé que llegaría a una situación así — planear una venganza contra mi propio esposo. La vida a veces da giros tan bruscos que uno siente que ha